En Córdoba, Nochevieja es sinónimo de fiesta y tradición. Cada año, miles de personas se reúnen en la Plaza de Tendillas para el ritual de las doce uvas. Imagínese: una multitud compacta, los ojos pegados al reloj, un racimo de doce uvas agarrado en cada mano.
Suenan las doce campanadas de medianoche, ¡y es el momento de un auténtico desafío! Hay que engullir una uva a cada campanada, una divertidísima carrera contra el reloj. Algunos lo consiguen, mientras que otros, menos afortunados, se encuentran masticando tarde su última uva, entre las risas del público.
El ambiente es a la vez festivo y alegre, y todos intentan superar este desafío gastronómico con mayor o menor éxito.
Más allá del simple placer de comer, esta tradición está cargada de simbolismo. Cada uva representa un mes del año venidero y, al degustarlas, se espera un año lleno de felicidad y prosperidad. Es un momento mágico en el que el tiempo parece detenerse, en el que se forjan lazos y uno se siente parte de una gran familia.