La Plaza de la Corredera, lugar emblemático de Córdoba, tiene una rica historia única en Andalucía. Su configuración actual se remonta a 1683, cuando el arquitecto Antonio Ramos Valdés, bajo la dirección del corregidor Francisco Ronquillo Briceño, transformó el espacio en una gran plaza rectangular con soportales, inspirada en las grandes plazas castellanas como la Plaza Mayor de Madrid.


Anteriormente, el espacio tuvo varias funciones, que se remontan al siglo XVI. Era un lugar de reunión, donde se celebraban mercados, ferias y otros actos públicos. En 1571, la plaza ya era un espacio bullicioso, pero su verdadero apogeo arquitectónico se produjo en el siglo siguiente.
A lo largo de los siglos, la Plaza de la Corredera se convirtió en el escenario central de la vida pública cordobesa. En los siglos XVII y XVIII fue escenario de corridas de toros, celebraciones religiosas y ejecuciones públicas. En el siglo XIX, las corridas de toros se trasladaron a plazas especiales.


Hoy en día, la plaza, restaurada varias veces en el siglo XX, está repleta de cafés y restaurantes. Animada de día y de noche, es un testimonio vivo de la historia y el encanto andaluces, sobre todo a la hora de comer, cuando cientos o miles de personas se reúnen para socializar.