Tuvimos un viaje corto a Torremolinos, una ciudad con encanto, antes un pueblo pesquero, que se encuentra en la provincia de Málaga.
A nuestro llegada por una temperatura muy agradable, ni demasiado frío ni demasiado calor, ideal. Hicimos check-in en un hotel a pocos kilómetros de la playa.

Hemos estados en la playa de Carihuela para disfrute de la tranquilidad. A nuestra llegada en el lugar, me deslumbraron a través de la belleza de el lugar : las palmeras, el paisaje, los restaurantes y la paseo marítimo que recuerda a la Promenade des Anglais à Nice.
Mientras caminando descalza sobre la arena fina y cálida de la playa, sentí una inmediata sensación de paz, acompañada por el sonido de las olas, que me sentó realmente bien.


Para comer decidimos ir a un pequeño restaurante frente a la playa. Elegimos para comer calamares que estaban EXCELENTES, y tomamos cocktails que también estaban muy buenos.
Por la noche, Torremolinos se iluminó con mil luces, creando un ambiente cálido y agradable. Disfrutábamos plenamente de los restaurantes que se encontraban a orillas del mar, lo que es visualmente relajante, con la impresionante vista de la playa, la magnífica puesta de sol y el sonido de las olas.

Durante nuestra viaje, me sorprendió el ambiente cálido y agradable de la ciudad. Torremolinos me dejó una impresión de bienestar y felicidad. Cada momento pasado estas ciudad estaba increíblemente sereno.